05/04/25 | Noticias
La nueva ola de aranceles impuesta por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está reconfigurando el mapa del comercio internacional y amenaza con generar efectos de gran magnitud en la logÃstica global. Desde el 5 de abril, los productos argentinos enfrentarán un arancel mÃnimo del 10% al ingresar al mercado estadounidense, sumándose a los ya existentes del 25% sobre acero y aluminio. La medida no solo compromete la competitividad del paÃs sudamericano, sino que también impacta sobre consumidores y operadores logÃsticos de toda la región.
Entre los sectores más afectados por esta decisión se encuentran la energÃa, los alimentos y los productos quÃmicos, que representan exportaciones por unos 6.500 millones de dólares anuales. El encarecimiento artificial de estos productos por la vÃa arancelaria podrÃa hacerlos menos atractivos frente a competidores sin restricciones similares, alterando la relación comercial con uno de los principales destinos de exportación de Argentina.
LogÃstica internacional: recalculando
A nivel logÃstico, el panorama también se complejiza. Los nuevos aranceles implican costos operativos adicionales para los exportadores, tanto en términos aduaneros como de transporte, seguros y almacenamiento. Esto obliga a las empresas a redefinir sus estrategias logÃsticas, considerando nuevas rutas, hubs regionales y proveedores alternativos. A la vez, se anticipan retrasos en los tiempos de entrega debido a controles más rigurosos y eventuales medidas espejo por parte de otros paÃses.
Esta situación no es exclusiva de Argentina. En México, donde el 80% de las exportaciones están orientadas a EEUU, la imposición de un arancel del 25% pone en riesgo un intercambio binacional valuado en más de 839.000 millones de dólares. La medida ha provocado una caÃda del 39% en la inversión extranjera directa, sumiendo a la economÃa mexicana en una etapa de incertidumbre. En Colombia, sectores clave como el banano y las flores también se ven amenazados por un arancel del 10%, mientras que en Perú, aunque el TLC vigente protege al 98% de sus exportaciones, el temor a medidas futuras mantiene en alerta a sus autoridades.
En este contexto, la logÃstica latinoamericana se ve forzada a adaptarse rápidamente. La necesidad de diversificar mercados y fortalecer acuerdos con otros bloques económicos, como la Unión Europea o China, se vuelve urgente. Al mismo tiempo, puertos y aeropuertos que dependÃan del flujo constante hacia EEUU podrÃan perder relevancia, mientras que otras terminales en Asia o el Atlántico Sur podrÃan cobrar nuevo protagonismo.
El transporte marÃtimo se enfrenta a una reducción de volumen en rutas tradicionalmente consolidadas con Estados Unidos, lo que podrÃa traducirse en menores frecuencias, disponibilidad limitada de contenedores y tarifas inestables. Las navieras, por su parte, deberán ajustar sus planificaciones ante la volatilidad de la demanda. En cuanto al transporte aéreo, productos perecederos o de alto valor podrÃan ver reducida su salida hacia el norte, generando sobreoferta en mercados regionales y reconfigurando las rutas comerciales.
El impacto en los consumidores
En el plano doméstico, los efectos también llegarán a los consumidores. En Estados Unidos, los productos latinoamericanos podrán sufrir aumentos de precio, mientras que en la región, la menor salida exportadora podrÃa traducirse en alzas internas o menor variedad en los mercados locales. Por ejemplo, si bodegas argentinas no logran colocar sus vinos en EEUU, podrÃa generarse un incremento en los precios locales para mantener rentabilidad o, por el contrario, una baja en los valores debido a la sobreoferta.
El escenario también trae consigo posibles pérdidas de empleo en sectores vinculados al comercio exterior, como el transporte, la agroindustria y la manufactura. A medida que se contrae el volumen de operaciones, muchas empresas podrÃan enfrentar ajustes en su capacidad productiva o en la contratación de personal. Este contexto de inestabilidad podrÃa afectar también los niveles de inversión y consumo en la región.
El gobierno argentino, consciente del impacto potencial de estas medidas, ya ha iniciado conversaciones diplomáticas. El canciller Gerardo Werthein se reunió recientemente con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, con el objetivo de alcanzar un entendimiento que atenúe los efectos de los nuevos aranceles. Sin embargo, el panorama internacional sigue marcado por la incertidumbre.
En sÃntesis, los aranceles impulsados por la administración Trump están teniendo consecuencias que exceden el ámbito puramente comercial. Afectan la competitividad de los paÃses latinoamericanos, tensan las cadenas logÃsticas, reordenan las rutas globales de transporte y generan impactos concretos en los bolsillos y las decisiones de consumo de millones de personas. En un mundo interconectado, cada medida proteccionista genera reacciones en cadena cuyas consecuencias todavÃa están en desarrollo.
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