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24/02/25 | Internacional

Hay un cambio de paradigma en el comercio mundial, más allá de Trump

Image Rana Foroohar

Las múltiples amenazas arancelarias de Donald Trump están agitando los mercados estadounidenses y exasperando a aliados y adversarios por igual. Pero conviene recordar que muchos de los cambios que se están produciendo actualmente en el comercio mundial y en las cadenas de suministro llevan tiempo en marcha y tienen poco que ver con las artimañas del presidente. Es más, las grandes tendencias no siempre son necesariamente lo que se piensa que son.

Tomemos, por ejemplo, la idea de ‘nearshoring', o la deslocalización cercana. Esto está ocurriendo en Norteamérica, donde una relación comercial más estrecha entre Estados Unidos, México y Canadá en los últimos años ha reducido la dependencia de China (esto, por supuesto, plantea la cuestión de por qué Trump querría romper algo bueno). Pero, a nivel mundial, la distancia geográfica promedio del comercio en realidad ha aumentado en la última década, unos 10 km al año, según una nueva investigación del Instituto Global McKinsey (MGI, por sus siglas en inglés). La distancia promedio que recorre ahora un dólar de comercio es de unos 5200 km.

Esto en gran parte se debe a que el ‘friendshoring' -o favorecimiento de países aliados política y económicamente- no se realiza necesariamente a nivel local. EE.UU. trasladó el suministro a México, sí, pero también a Vietnam. Europa se ha alejado de la energía rusa y se ha acercado a EE.UU., al menos por ahora. Y potencias medianas como Brasil, India y los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) están encontrando nuevas alianzas comerciales en todo el mundo. A pesar de la insistencia de muchos gobiernos en reducir la carga de carbono, lo cual argumentaría a favor de cadenas de suministro más cortas (ya que el transporte y la logística representan la segunda mayor fuente de gases de efecto invernadero después de China misma), el comercio mundial está más extendido que nunca.

Dicho esto, se están desarrollando bloques comerciales discretos, pero sobre una base geopolítica más que geográfica. El pasado mes de mayo, un estudio del FMI concluyó que estaban surgiendo tres grandes bloques comerciales alineados políticamente. En primer lugar, uno de tendencia estadounidense que incluye a EE.UU., Europa, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. En segundo lugar, un bloque de tendencia china que incluye a Rusia, Bielorrusia, Siria y Eritrea. Por último, había un tercer bloque formado por países como India, los Estados de la ASEAN y otros del Sur Global que no están alineados o son neutrales en sus relaciones con EE.UU. o con China.

Según el MGI, entre 2017 y 2024 se produjo una disminución del comercio entre países no alineados políticamente de alrededor del 7%. Aunque los aranceles y las guerras comerciales desempeñan un papel en esto, una buena parte de esta disminución se debió a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022.

Esto es mucho menos que la fragmentación del comercio observada durante la Guerra Fría, pero es más significativo económicamente porque, en aquel entonces, el comercio mundial de bienes era el 16% del PBI, mientras que ahora es el 45%. Además, como ha señalado Gita Gopinath, primera subdirectora gerente del FMI, los países de los bloques comerciales se estaban integrando durante la Guerra Fría, mientras que ahora pueden estar girando hacia adentro. Esto es obviamente cierto en el caso de EE.UU., el cual está amenazando con imponerles aranceles a los mismos países a los que se ha acercado económicamente en los últimos siete años.

Pero, para realmente entender lo que está cambiando en un país determinado, hay que profundizar en los matices industria por industria. Consideremos, por ejemplo, el marcado aumento de las importaciones estadounidenses de equipos de transporte procedentes de México. Podría pensarse que se trata de importar menos de China, pero en realidad se trata de un declive del comercio con Canadá. Del mismo modo, aunque el comercio bilateral entre EE.UU. y China ha disminuido, el valor de las importaciones estadounidenses dependientes de China no ha disminuido mucho. Esto se debe, en parte, a que los productos originarios de China se están enviando a terceros países antes de ser enviados a EE.UU.. Como siempre, calcular la realidad del comercio mundial es un asunto complicado.

¿Cómo se están adaptando las compañías a este nuevo mundo? En lugar de elegir un solo bloque, la mayoría están empezando a cambiar a un modelo diferente que incorpora costos adicionales para poder trabajar en los tres. También están buscando formas de reducir el riesgo geopolítico en el desarrollo de productos. Unilever, por ejemplo, está adaptando menos sus productos a los mercados y, en su lugar, se basa en especificaciones estándar de la industria para poder trasladar los productos rápidamente de un mercado a otro a medida que cambia el entorno político.

Muchas compañías también están usando la inteligencia artificial (IA) para predecir dónde pueden producirse nuevas disrupciones comerciales, y automatizando planes de acción de la cadena de suministro más complejos. La compañía francesa Schneider Electric, por ejemplo, ha desarrollado una "torre de control" de software que examina toda la red de proveedores multicapa y redirige inmediatamente los pedidos a diferentes partes de la red si una compañía o un país en particular puede satisfacerlos.

Aunque los aranceles y contraranceles de Trump sin duda tendrán un impacto en la forma del comercio en los próximos años -muchas compañías internacionales ya se están apresurando a alinearse y poner más capacidad de producción en EE.UU.-, hay tendencias más amplias que seguirán en juego mucho después de que la actual administración se haya ido.

China, por ejemplo, recientemente anunció propuestas para acelerar sus propios planes de desacoplamiento tecnológico, los cuales se pusieron en marcha en 2015, incluso antes de que Trump fuera elegido. Un reciente informe del Boston Consulting Group (BCG) predijo que el comercio bilateral entre el Occidente y China se contraería en u$s221 mil millones en 2033, una disminución del 1,2%. Yo siempre he pensado que el mundo le da demasiado crédito a EE.UU. por lo que realmente ocurre en el comercio mundial. El paradigma está cambiando, con o sin Trump.

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