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18/12/19 | Internacional

Bienvenidos al nuevo orden global del comercio

Image Por Tyler Cowen, para la agencia Bloomberg

De repente, el mundo ha entrado en una nueva era del comercio internacional. El principal problema comercial ha sido el enfrentamiento entre EE.UU. y China, una lucha bilateral cuyas consecuencias han sufrido muchos países. La Organización Mundial del Comercio, el mayor jugador multilateral, se ha vuelto irrelevante en efecto porque ya no tiene suficientes jueces de apelación para funcionar. Ahora, parece que el brexit definitivamente ocurrirá, y eso significa que la Unión Europea ya no tiene la palabra final en comercio, al menos como solía tenerla.

Si el nuevo orden mundial del comercio pudiera describirse en una sola palabra, sería "amañado". Eso no complace ni al economista ni al sistematizador en mí, pero este nuevo orden podría dejarse trabajar mejor de lo que parece a primera vista. No es tanto un rechazo al libre comercio sino un esfuerzo por mantener el comercio fresco, a medida que se hace cada vez más complejo.

Primero, tengamos en cuenta que, incluso antes de la presidencia de Donald Trump, la OMC se había quedado sin fuerza. La mayor parte de los aranceles para los países de la OCDE habían caído a niveles bajos, y los aranceles agrícolas que permanecían no estaban cayendo.

Además, la OMC ha seguido nombrando a China como un país sin una economía de mercado. Esa decisión hace más fácil llamar injustas a las prácticas comerciales chinas, pero China argumenta que los términos originales para su adhesión a la OMC establecían que China alcanzara el estatus de "economía de mercado" en 15 años. Sea lo que sea que usted piense de estos asuntos, las respuestas correctas no siguen un enfoque simple del estado de derecho; por ende, se necesita parches y contradicciones internas.


En lo que a China respecta, las estructuras de la OMC ya estaban amañadas. Como mucho, se puede decir que el objetivo del nuevo régimen comercial es que la manipulación sea más transparente.

De hecho, es difícil ver cómo las relaciones comerciales con China podrían no estar amañadas. La economía China es simplemente muy diferente, con mucha más participación del estado, que las de los países económicamente desarrollados de Occidente y Japón. Y sin embargo, China es ahora la segunda mayor economía del mundo y su principal exportador.

Como estado de vigilancia, y potencialmente una autocracia inestable, China también adopta un nivel mucho más bajo en cuanto a lo que se considera un asunto de seguridad nacional. ¿Mantener el buscador de Google y Gmail fuera de China es una práctica comercial injusta o una precaución de seguridad nacional? Por supuesto, es ambas cosas, pero más aún es evidencia de un régimen de discreción comercial, con o sin los cambios recientes de la administración Trump. Lo mismo puede decirse de los esfuerzos de EE.UU. por limitar el alcance de Huawei en los sistemas 5G; esto quiere decir que, sin importar su opinión, no encontrará la respuesta correcta leyendo a David Ricardo.

Entre más importante la tecnología para EE.UU. y las economías globales, más relevantes se harán asuntos como el almacenamiento y el acceso de los datos. ¿Puede el gobierno chino exigir que una compañía de tecnología entregue datos de sus usuarios? ¿Los datos deben guardarse en los servidores de quién? ¿Puede el almacenamiento nacional considerarse un prerrequisito para la entrada al mercado? Nuevamente, las respuestas pueden ser complicadas, no ayudar.

Es bien sabido en economía que exportar servicios es mucho más difícil que exportar recursos o bienes manufacturados. De ahí que el derecho comercial para los servicios también sea más intrincado. Los acuerdos para el comercio de servicios pueden parecer feos y excesivamente burocráticos, pero la realidad subyacente es que los principios del libre comercio están siendo extendidos, no rechazados.

Esta realidad más grande se ve reflejada en muchos acuerdos más pequeños, como suele ser el caso. ¿Ha seguido durante los últimos tres años las aparentemente interminables discusiones del brexit sobre la frontera irlandesa y el llamado backstop? Ahora parece que habrá un tratado de libre comercio entre las dos Irlandas, pero un arreglo más complicado entre Irlanda del Norte y el Reino Unido. El acuerdo estipula acceso sin restricciones, pero también dice "estar limitado por las obligaciones internacionales que aplica el derecho de la UE a Irlanda del Norte". Incluso esta pequeña explicación me da mareo.

A mayor escala, ¿qué pensar de la primera fase del acuerdo comercial entre China y EE.UU.? Sigue siendo difícil intuir todo el acuerdo, o cuánto de él se anunciará públicamente. El núcleo real del acuerdo podría ser una demanda imposible a China de comprar miles de millones de dólares en bienes estadounidenses, con la imposibilidad misma de que esa demanda sirva como garrote para obligar a China a cumplir con los aspectos menos tangibles y más difíciles de medir de las relaciones comerciales.

¿Qué tal ese parche horrible?

En resumen, esta nueva era de comercio internacional ciertamente parece más desordenada. Sin embargo, eso puede deberse a que los recursos de la simplicidad aún no se han agotado. El libre comercio no ha muerto. Simplemente, no es tan libre como antes.

© 2019 Bloomberg L.P.

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