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31/03/25 | Noticias

Un atraso cambiario cr贸nico es incompatible con el cambio liberal

Image Por Mario Teijeiro

El problema de calificar la acci贸n del Gobierno en 2024 es que coexisten dos Javier Milei actuando simult谩neamente. El Milei que entusiasma al liberalismo es el que habla en foros nacionales e internacionales, defendiendo el libre comercio, la reforma laboral y el achicamiento del Estado; el que adopta una pol铆tica fiscal sin d茅ficit y da v铆a libre a Federico Sturzenegger para su programa de desregulaci贸n microecon贸mica.

Pero el entusiasmo liberal se marchita cuando act煤a el otro Milei, el que subordina la econom铆a a los objetivos pol铆ticos de corto plazo, otorgando prioridad absoluta a la eliminaci贸n de la inflaci贸n y al aumento de las remuneraciones en d贸lares para consolidar su posici贸n electoral en las elecciones de medio t茅rmino. Es el Milei que repite el mismo camino fallido de experiencias neoliberales anteriores, sometiendo la econom铆a a decisiones de corto plazo.


Lo hace de m煤ltiples formas:

Postergando la rentabilidad de los sectores exportadores, manteniendo el cepo y los tipos de cambio m煤ltiples.
Escoge un ajuste fiscal que preserva -indexando sus beneficios- el peso del Estado asistencialista creado por el kirchnerismo, mientras sigue recaudando impuestos distorsivos como los derechos de exportaci贸n, aranceles de importaci贸n, el Impuesto PAIS (hasta fines de 2024), Ingresos Brutos y el impuesto a las transferencias bancarias; adelanta el cobro de impuestos sobre Bienes Personales de los pr贸ximos 5 a帽os y sanciona blanqueos que refuerzan una cultura de impunidad fiscal;
Paraliza la obra p煤blica, una medida insostenible que inevitablemente requerir谩 una privatizaci贸n, opci贸n atractiva si se implementa correctamente, pero que de todas maneras implicar谩 un costo adicional para los usuarios a trav茅s de peajes.
Tambi茅n condiciona y posterga pol铆ticas estructurales esenciales (apertura econ贸mica, reforma laboral, reforma jubilatoria, reforma educacional, entre otras).
El entusiasmo liberal se marchita cuando act煤a el Milei que subordina la econom铆a a los objetivos pol铆ticos de corto plazo, otorgando prioridad absoluta a la eliminaci贸n de la inflaci贸n y al aumento de las remuneraciones en d贸lares
Muchos analistas aplauden su pragmatismo inesperado. Han normalizado la politizaci贸n de la pol铆tica macroecon贸mica, primero con los 鈥減lanes platita鈥 del populismo y ahora con el atraso cambiario.

Pero quienes somos conscientes de las causas de los fracasos de las experiencias neoliberales de las 煤ltimas d茅cadas, vemos con preocupaci贸n que el atraso cambiario pueda frustrar las reformas liberales. La historia indica que las decisiones iniciales determinan el margen de acci贸n futuro, y que las reformas estructurales que no se realizan en el inicio de un gobierno, rara vez llegan a implementarse.

Las micro reformas de Sturzenegger, por m谩s meritorias que sean en t茅rminos de liberaci贸n del sector privado, resultan insuficientes para resolver el principal problema de la econom铆a argentina: la profunda discriminaci贸n de impuestos y subsidios al comercio exterior, que beneficia a la producci贸n industrial prebendaria a costa de los sectores productivos y de servicios m谩s eficientes.

驴Era inevitable?
Milei responde a quienes denuncian el atraso cambiario argumentando que este es el resultado natural del equilibrio fiscal, el control monetario y la confianza generada por la nueva pol铆tica econ贸mica. Afirma que el comportamiento de los precios internos es un reflejo del mercado, mientras que el Banco Central solo fija el valor nominal del d贸lar oficial.

Esta defensa es solo parcialmente cierta. Para empezar, no se puede hablar de un tipo de cambio real de equilibrio en un mercado intervenido por cepos cambiarios. Pero aun si estos controles fueran eliminados y existiera un mercado 煤nico y libre, seguir铆a siendo imposible ignorar que el comportamiento privado contin煤a dependiendo de una serie de otras pol铆ticas gubernamentales de enorme influencia, como el cierre de importaciones y la indexaci贸n ex post de los salarios p煤blicos y privados.

El sector p煤blico no solo influye, sino que define en gran medida el tipo real de cambio cuando fija simult谩neamente el tipo de cambio nominal y el gasto p煤blico; cuando modula el grado de apertura de la econom铆a; cuando interviene en la pol铆tica salarial, avalando acuerdos
El sector p煤blico no solo influye, sino que define en gran medida el tipo real de cambio cuando fija simult谩neamente el tipo de cambio nominal y el gasto p煤blico; cuando modula el grado de apertura de la econom铆a; cuando interviene en la pol铆tica salarial, avalando acuerdos entre las c煤pulas sindicales e industriales en un contexto de econom铆a cerrada; cuando habilita bicicletas financieras (carry-trade) de capitales golondrina, entre otras medidas que determinan el tipo de cambio real, m谩s all谩 del impacto del d茅ficit fiscal y su financiamiento.

A fines de 2023, el Gobierno enfrentaba tres opciones:

una devaluaci贸n que licuara el exceso de pesos,
una devaluaci贸n que asegurara una depreciaci贸n real del peso frente a precios y salarios internos (similar a la de Jorge Remes Lenicov en 2002),
una combinaci贸n de ambas.
Eligi贸 una alternativa muy cercana a la primera: una devaluaci贸n b谩sicamente licuadora de activos en pesos, sin atacar las distorsiones estructurales. El diagn贸stico oficial prioriz贸 la lucha contra la inflaci贸n como principal problema, atribuy茅ndola exclusivamente al exceso de pesos en la econom铆a.

Desde esta perspectiva fiscalista y monetarista, el Gobierno minimiz贸 el impacto de las distorsiones estructurales y del tipo de cambio real en la ca铆da del ingreso per c谩pita y la ineficiencia productiva.

Los ingresos declinantes en Argentina no son solo resultado de la inflaci贸n, sino de un modelo de econom铆a cerrada e ineficiente, con una legislaci贸n laboral que desincentiva el empleo formal y promueve la marginalidad y un sector p煤blico hipertrofiado que impone una carga fiscal asfixiante sobre el sector privado productivo.

Mientras persista este modelo, es ilusorio esperar una mejora repentina de la productividad laboral que justifique los aumentos de remuneraciones en d贸lares registrados en 2024, y menos a煤n en el sector p煤blico, donde muchas actividades no generan valor econ贸mico.

En definitiva, el atraso cambiario gestado en 2024 no fue casual ni inevitable. Fue el resultado de un conjunto de pol铆ticas fiscales y cambiarias que derivaron en efectos similares a los que Milei promet铆a con la dolarizaci贸n: una r谩pida reducci贸n de la inflaci贸n, seguida de un incremento extraordinario de las remuneraciones p煤blicas y privadas en d贸lares.

En s铆ntesis, el atraso cambiario de 2024 se consolid贸 tras una gran devaluaci贸n (de $350 a $800 por d贸lar), que luego propici贸 una explosi贸n de precios industriales, al liberarlos en un contexto de econom铆a cerrada sin competencia externa. Posteriormente, la indexaci贸n de salarios privados y remuneraciones p煤blicas absorbi贸 pr谩cticamente todo el ajuste inicial del tipo de cambio real.

Un programa de devaluaci贸n real, y no meramente licuador, habr铆a requerido simult谩neamente la liberalizaci贸n de importaciones (al menos al nivel del arancel externo del Mercosur) para frenar los aumentos de precios posteriores a la devaluaci贸n, seguido de un proceso de desindexaci贸n salarial.

Fracasos repetidos
El gran interrogante sobre la pol铆tica macroecon贸mica de Milei es que, si algo caracteriza los fracasos econ贸micos de los 煤ltimos 50 a帽os, es que los intentos de estabilizaci贸n basados en atraso cambiario han sido recurrentes y han terminado en crisis.

As铆 ocurri贸 con la Tablita de Mart铆nez de Hoz, la Convertibilidad de Carlos Menem y la experiencia de Mauricio Macri. Aunque estos programas difirieron en su duraci贸n y aplicaci贸n, todos compartieron un mismo patr贸n inicial: consolidar el poder pol铆tico mediante una mejora del salario real.

Ninguno de estos programas logr贸 avanzar hacia reformas estructurales profundas. Ni siquiera durante la Convertibilidad, cuando el oficialismo consolid贸 su poder tras las elecciones de 1995, hubo un impulso decidido a las reformas pendientes.

La raz贸n fundamental fue que el 茅xito inicial en la estabilizaci贸n gener贸 una complacencia generalizada: con la baja inflaci贸n y el aumento de los salarios en d贸lares, se instal贸 la idea de que el 茅xito ya estaba asegurado. En este punto, una estabilizaci贸n basada en atraso cambiario deja de ser una fase transitoria y se convierte en un obst谩culo para las reformas estructurales necesarias.

Si el programa de estabilizaci贸n de Milei contin煤a reduciendo la inflaci贸n en 2025, se corre el riesgo de que se repita este patr贸n, donde el crecimiento del salario en d贸lares refuerce la percepci贸n superficial de que no es necesario avanzar en cambios de fondo.

El Estado asistencialista
Con remuneraciones p煤blicas de empleados excedentes (鈥溍眔quis鈥), beneficiarios de planes sociales y receptores de AUH elevadas en d贸lares, no habr谩 incentivos para que quienes dependen del Estado asistencialista busquen empleo en el sector privado.

El Estado consolidar谩 as铆 una estructura de dependencia en la que los beneficiarios reciben un ingreso lo suficientemente alto como para preferir permanecer en la pobreza 鈥渃贸moda鈥, sin incentivos para ingresar al mercado laboral productivo. Si bien se elimin贸 la explotaci贸n pol铆tica de la pobreza por parte de los piqueteros, los incentivos perversos del sistema siguen vigentes, minando la cultura del esfuerzo y la responsabilidad personal. El sistema debe reformarse urgentemente para minimizar sus consecuencias inmediatas, y eliminarse progresivamente en el mediano plazo.

Si bien se elimin贸 la explotaci贸n pol铆tica de la pobreza por parte de los piqueteros, los incentivos perversos del sistema siguen vigentes, minando la cultura del esfuerzo y la responsabilidad personal
Mientras el Estado asistencialista contin煤e, con un sistema jubilatorio quebrado y un sobreempleo p煤blico a煤n masivo, los gobiernos nacionales, provinciales y municipales no podr谩n reducir la presi贸n tributaria a niveles razonables, lo que perpetuar谩 el elevado 鈥渃osto argentino鈥. Como consecuencia, la econom铆a informal de baja productividad seguir谩 creciendo, mientras el sector privado formal continuar谩 soportando una carga fiscal desproporcionada.

Obst谩culo para la apertura econ贸mica
Un atraso cambiario cr贸nico y remuneraciones elevadas en d贸lares tambi茅n impedir谩n la apertura econ贸mica y la integraci贸n de Argentina al mercado externo. Si el tipo de cambio real sigue apreci谩ndose artificialmente, la eliminaci贸n de barreras comerciales desproteger谩 la industria local sin haber reducido antes el 鈥渃osto argentino鈥 para los sectores exportadores eficientes.

Si el tipo de cambio real sigue apreci谩ndose artificialmente, la eliminaci贸n de barreras comerciales desproteger谩 la industria local sin haber reducido antes el 鈥渃osto argentino鈥 para los sectores exportadores eficientes (Foto: EFE)
La experiencia de los pa铆ses que abrieron con 茅xito su econom铆a -como Chile a fines de los 70- demuestra la necesidad de complementar la reducci贸n de aranceles con una devaluaci贸n efectiva del tipo de cambio. Es decir, una devaluaci贸n que no sea absorbida inmediatamente por la indexaci贸n autom谩tica de salarios p煤blicos y privados.

Para evitar desequilibrios infinanciables en la balanza de pagos o una deflaci贸n prolongada, la apertura debe compensar la p茅rdida de protecci贸n de la industria de mercado interno con un entorno m谩s competitivo para el sector exportador eficiente. Sin un tipo de cambio competitivo, el lobby industrial del mercado interno tendr谩 argumentos para resistir la apertura, justificando su rechazo en el supuesto 鈥渋ndustricidio鈥 que conllevar铆a la eliminaci贸n de protecciones sin un sector exportador en expansi贸n.

Sin un tipo de cambio competitivo, el lobby industrial del mercado interno tendr谩 argumentos para resistir la apertura, justificando su rechazo en el supuesto 鈥渋ndustricidio鈥
Como ocurri贸 en los 90, una apertura sin condiciones cambiarias adecuadas provocar铆a desempleo persistente, generando mayor resistencia a una reforma laboral profunda y dificultando cualquier cambio estructural en el pa铆s.

La promesa del liberalismo econ贸mico no puede limitarse a lograr estabilidad macroecon贸mica sin reformas estructurales. Argentina no puede seguir atrapada en una econom铆a cerrada y dependiente de financiamiento externo (FMI, swap chino, Club de Par铆s, Banco Mundial, carry-trade financieros), con un mercado interno protegido y un Estado que ahoga la actividad productiva. Este modelo solo perpetuar铆a la decadencia y la pobreza.

La 煤nica alternativa sostenible es abrir la econom铆a, como lo hicieron pa铆ses como China, Chile, Per煤 e Irlanda, que lograron un crecimiento espectacular al integrarse en mercados externos. Esta apertura es la 煤nica v铆a para atraer la pobreza estructural al empleo productivo y devolver a la poblaci贸n la posibilidad de prosperar mediante su esfuerzo.

Todo indica que las pol铆ticas de tipo de cambio atrasado seguir谩n vigentes. Milei ha comenzado su gesti贸n tomando un rumbo opuesto al necesario para avanzar en su promesa libertaria. Si los objetivos pol铆ticos no cambian, el atraso cambiario continuar谩, con o sin cepo, con o sin dolarizaci贸n, siempre y cuando las condiciones permitan financiar el d茅ficit externo derivado de esta pol铆tica.

Tambi茅n es posible, aunque igualmente indeseable, que el r茅gimen fiscal del RIGI genere un boom de exportaciones de recursos naturales no renovables (petr贸leo, gas, litio, cobre, oro), provocando una 鈥渆nfermedad holandesa鈥 a la argentina. Esto podr铆a sostener artificial mente el modelo desarrollista-industrialista, aplazando nuevamente el desarrollo de los sectores genuinamente eficientes y con potencial de generar empleo formal.

驴Hay margen para cambiar la estrategia?
Un cambio de rumbo estrat茅gico despu茅s de unas exitosas elecciones legislativas en 2025 es posible, pero constituir谩 todo un desaf铆o pol铆tico. Una vez superadas esas elecciones, la atenci贸n se centrar谩 de inmediato en las presidenciales de 2027. La inercia triunfalista que suele generar una estabilizaci贸n inicial -con inflaci贸n baja y salarios en d贸lares en alza- ha sido hist贸ricamente un obst谩culo dif铆cil de revertir.

Para que esta vez sea diferente, Javier Milei debe reconocer la contradicci贸n entre el atraso cambiario y la implementaci贸n de las reformas liberales que prometi贸. Debe iniciar lo antes posible una nueva etapa, con una agenda clara enfocada en implementar las reformas estructurales decisivas, adecuando tanto su discurso como la pol铆tica macroecon贸mica para que estas reformas sean viables.

Mientras esto no ocurra, los liberales conscientes de la historia y de las opciones estrat茅gicas disponibles seguiremos en vilo sobre el futuro de su promesa liberal.

El autor es miembro del Consejo Superior de la Universidad del CEMA, Master en Econom铆a Universidad de Chicago. Esta nota se public贸 en Indicadores de Coyuntura 672 de FIEL

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