PROTECCIONISMO - EL PELIGRO DE APLICAR PRÁCTICAS AISLACIONISTAS

Si Estados Unidos decidiera medidas que cierren su economía, las consecuencias de la retaliación de sus socios serían muy graves.

Texto CARLOS A. CANTA YOY

Publicado en ÁMBITO FINANCIERO del día 28 de noviembre, 2016.

El proteccionismo en el comercio exterior solamente pueden practicarlo los países más poderosos del mundo y aun así por muy poco tiempo dado que las consecuencias son también desastrosas para ellos. Los países más débiles, la mayoría de las naciones, no pueden darse ese lujo, ni por poco ni por mucho tiempo.

Las lecciones que nos da la historia económica son múltiples. Por ejemplo, un año antes de la crisis de 1929, en Estados Unidos comenzó a tratarse en el Congreso una ley que es la obra maestra del proteccionismo desde la Ley de Navegación de Cromwell en 1651: la después llamada Ley Smoot-Hawley, por los apellidos de los dos congresistas que la propusieron.

No fue el origen de la crisis de Octubre de 1929, porque recién fue puesta en vigencia en 1930, pero sí agravó las causas de una crisis que comenzó en Nueva York y terminó expandiéndose por todo el mundo. Hasta que llegó a nuestras costas sureñas. No es casual que en esa década hubo en nuestros países múltiples golpes de estado, entre ellos el de 1930 en la Argentina y el de 1933 en el Uruguay.

Por estos días el triunfo de Donald Trump en las elecciones norteamericanas ha convencido a muchos que se viene el proteccionismo de ese país. Crucemos los dedos para que eso no se produzca. Porque el daño volvería a ocasionar, como en la década del treinta, perjudiciales consecuencias mundiales.

Si Estados Unidos produjera un cierre de su economía y aumentara los derechos de las importaciones o las restricciones no arancelarias, o bien si llegara a disminuir o incluso a prohibir las inversiones extranjeras, los demás países, pero especialmente los más importantes por su comercio con Estados Unidos, como son principalmente China y o los países de la Unión Europea, reaccionarían en consecuencia. El daño sería para todos.

Cautela

No obstante, no hay que sacar conclusiones apresuradas que quizás sean equivocadas.

Es sabido por todos que hay una diferencia abismal entre lo que dice un político en tiempos preelectorales y lo que hace cuando alcanza el poder. A los más desorbitados les invaden ataques de racionalidad cuando ejercen el cargo por el cual tanto mintieron o exageraron respecto de lo que harían una vez que resultaran electos.

La adopción de medidas extremas causaría entonces la inmediata reacción de los socios de Estados Unidos los cuales aplicarían retaliaciones y el comercio global disminuiría entonces sensiblemente.

Por último, cabe recordar que la crisis de los años treinta desembocó en la Segunda Guerra Mundial que arrojó más de 50 millones de muertes. Luego, se generaron las condiciones que llevaron al posterior desarrollo en los países del primer mundo, que llega hasta nuestros días. Ominosa perspectiva. Esperemos que no vuelva a ocurrir.