Ariel Maciel
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Incluso los sectores competitivos ven un contexto global adverso

Incluso sectores de alta competitividad perdieron terreno ante la primarización de mercados internacionales, y alertaron por la falta de medidas de corto plazo para dinamizar la producción argentina.

La ventas al exterior fueron ancladas por la elevación de los costos internos, como el alza en la energía más problemas históricos como la logística, y por la reducción de la demanda de los principales compradores de manufactura o alimentos procesados. De este modo, se produjo una reducción del mercado incluso para sectores “altamente competitivos”, como el caso alimentario.

“Si bien se mejoraron variables económicas de costos a partir del tipo de cambio, la quita de las exportaciones a toda la actividad industrial y a las economías regionales, eso mejoró rentabilidad pero las condiciones internas y el contexto mundial aplastó gran parte de esas mejoras”, afirmó una fuente de la UIA, consultada por BAE Negocios.

La suba de las materias primas más los incrementos de la energía generó una reducción de mercados como el caso del pollo, que antes era rentable pero que ahora con los aumentos en electricidad y en el costo del maíz como insumo, generó que la competitividad pase a ser negativa, y que ahora incluso se importen.

Otro conflicto al que se enfrentan los productos argentinos es el derrumbe de Brasil, su principal socio comercial al que destinaba el 50% de sus exportaciones, que experimentará un crecimiento moderado para el año próximo pero que no alcanzará para generar impacto positivo en la producción local.

Pero más preocupante es la situación de China, otro de los socios comerciales, porque el país liderado por Xi Jinping “viene primarizando el complejo oleaginoso”. “Antes se compraba mucho aceite de soja y el poroto era la mitad de las compras. Ahora los porotos son el 75%, lo que significa que el share aumentó un 25%; mientras que el aceite pasó de ser el 25% a menos del 7%”, detalló la fuente consultada por este diario.

El problema de abrir nuevos mercados con menores costos logísticos debería apuntar a Latinoamérica, pero la presencia de acuerdos comerciales de libre mercado con Estados Unidos deja de lado incluso a la competitiva industria alimenticia.

Los casos de excepción y hacia donde se encuentra la solución planteada por los industriales son los sectores del vino y el software, en donde el respaldo de políticas públicas les permitió perforar con políticas de inserción internacional de la cadena de valor.